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La tercerización entra en campo

Más enfocados en la competitividad del negocio, productores brasileños privilegian el plantío, la cosecha, fumigación y transporte, delegando el mantenimiento a los dealers

Si un camión, con plazo en el límite para embarcar la carga en el puerto, se quiebra a 200 km de su destinación, el transportador corre el riesgo de hacer la embarcación exceder el tiempo de permanencia en el muelle. Esa situación genera tasas de intereses y problemas contractuales, penalizando la empresa propietaria del camión, además de comprometer la confiabilidad del servicio prestado. Para evitar esas adversidades, Frank Henrique Saragoça da Silva, propietario de la Transmaz Transportes, prefiere subcontratar el mantenimiento de toda su flota de camiones, transfiriendo a la concesionaria esa responsabilidad.

Así, cualquier intervención de mantenimiento se hace por el dealer por medio de contratos de mantenimiento preventivo. “Nuestro foco es transportar la carga con eficiencia y dentro de los plazos establecidos”, dice él. “El mantenimiento es el negocio de la concesionaria, que tiene estructura, piezas, profesionales especializados y herramientas apropiadas para ese servicio.”

La empresa presta servicios para usinas de azúcar y fábricas de fertilizantes en la región de Ribeirão Preto (SP), transportando cargas para la exportación con una flota de aproximadamente 41 camiones. Cada vehículo realiza entre diez y 12 viajes por mes. “Las usinas de azúcar hacen la programación de los contenedores y, a continuación, la carga de los vehículos”, cuenta Silva. “Con el embarque programado, el plazo de entrega del contenedor en el puerto comienza a correr y el camión no puede fallar.”

Ese ejemplo ilustra bien como las empresas del sector agrícola están cada vez más decididas por la tercerización de los servicios de mantenimiento. El sector está acelerado y las propiedades rurales viven un momento de ascensión productiva, en la cual la mecanización en el cultivo viene se tornando una aliada indispensable para apalancar la competitividad del país en el escenario internacional.

TENDENCIA

Y el mantenimiento es un pilar estratégico a la prosperidad del cultivo. Para el lector tener una idea, Silva, de Transmaz, es atendido por el dealer de Scania en Ribeirão Preto – la Escandinávia Veículos –, concesionaria con al menos cinco mecánicos distribuidos por las usinas de azúcar de la región. “De las usinas regionales que operan como flota de camiones de la marca, aproximadamente el 70% hacen uso de mantenimiento por terceros”, revela Lucas Rangel Bueno, gerente de asistencia técnica de Escandinávia Veículos.

De acuerdo con él, el foco del mantenimiento es la flota confinada, ya sea, los camiones que trabajan en el transporte interno de las usinas. “Algunas propiedades tienes aproximadamente 60 camiones en operación, pero facilitan mecánicos para el campo a partir de cantidades inferiores, como 20 o 25 vehículos”, destaca Bueno. “Eso facilita la vida en el cultivo, porque el cliente prefiere que el camión permanezca en la usina para intervenciones de mantenimiento, en vez de ser desplazado a la concesionaria.”

El mantenimiento por terceros es una tendencia creciente en la agroindustria, en la visión del gerente de piezas y servicios de Scania Brasil, Pietro Nistico Neto. Para el, la prosperidad en ese mercado exige cada vez más que los productores se concentren en la agilidad necesaria al plantío, cosecha, fumigación y transporte, aplicando esa expertise como un diferencial al negocio. “Hay casos donde el cliente busca el dealer solo para ofrecer soporte en algunas situaciones, pero hay otros en los cuales prefiere que el mantenimiento sea 100% por terceros”, destaca Neto.

Normalmente, con el envejecimiento de la máquina, el propio usuario adquiere un nivel de conocimiento para realizar el mantenimiento de su flota en el local de operación, quedando a la concesionaria solo las intervenciones que requieran conocimiento y herramientas específicas.

ESCALAS

Conforme el porte de la empresa, el mantenimiento de cosechadoras, tractores, sembradoras, fumigadores y cosechadoras, entre otros equipos agrícolas, es por terceros en diferentes escalas.

Para si entender como eso ocurre, es preciso subdividir el mercado agrícola en dos segmentos: de granos, dominado por empresas de diferenciados portes, propietarios de latifundios que siguen de pocas hectáreas de maíz a millares de hectáreas de granos diversificados, y de caña-de-azúcar, controlado por grandes players.

Con una estructura generalmente limitada de oficina, las propiedades pequeñas y medianas optan por hacer el mantenimiento por medio de las concesionarias. “Ya las empresas de mayor porte recurren a la concesionaria solo para adquirir piezas y ejecutar algunos servicios más específicos, pues prefieren hacer el mantenimiento internamente”, explica Gregory Riordan, gerente de producto PA&C (Precision Agriculture and Construction) de la CNH Industrial para Latinoamérica. “Las cosechadoras de cana, por ejemplo, precisan ser desmontadas una vez por año para mantenimiento, porque la caña es un producto altamente abrasivo. Las usinas prefieren hacer ese trabajo internamente, adecuándolo al periodo de entre zafra, de diciembre a abril.”

Normalmente, las propiedades agrícolas realizan mantenimientos superficiales y tienen sus equipos para atender a casos más simples, como neumáticos agujereados, tornillos sueltos, fusibles quemados y demás operaciones de baja complexidad, pero que ayudan la máquina a volver más rápidamente al trabajo. En la medida en que el nivel de dificultad sigue aumentando, el apoyo de las herramientas y del conocimiento técnico de las concesionarias se hace crucial.

El gerente de servicios de New Holland Agriculture, Claudimir Orlando, confirma esa observación. “Los trabajos que requieren dispositivos electrónicos, herramientas y mano de obra especializada continúan contando con el soporte de la red de concesionarias en la propia hacienda o en las tiendas”, explica, agregando que los diagnósticos electrónicos y las grandes revisiones deben ser realizadas siempre por la red de concesionarias, para garantizar que la máquina no falle durante el período de utilización.

Ya Maurício de Menezes, supervisor de post ventas de John Deere, recuerda que el cliente muchas veces evalúa solo el costo por hora cobrado por una concesionaria autorizada. Pero la cuenta que se debe hacer recae sobre el tiempo total que un técnico precisa para resolver el problema. “El especialista será más rápido y garantizará menor tiempo de la máquina parada”, argumenta. “También es importante destacar que las piezas originales instaladas por el técnico autorizado tienen garantía contra defectos de instalación y fabricación, dejando el cliente más tranquilo.”