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Eficiencia en el transporte en altura

Con bajo costo de instalación y altos niveles de seguridad, ascensores cremalleras pelean por espacio en el movimiento de cargas y personas a grandes velocidades


En sectores complejos como construcción, petroquímica, hidroeléctrica, siderurgia y offshore, las grandes obras normalmente necesitan transportar personas y cargas verticalmente, levantándolas del suelo o de otra superficie hasta alturas elevadas. Y una de las mejores opciones para realizar este trabajo son los ascensores cremallera, máquinas para transporte vertical que funcionan por medio de engranajes para mover cargas pesadas a velocidades considerables.

Estructuralmente, eses equipos tienen en media entre 2 y 3 m de largo y 1,1 m y 1,5 m de ancho, y pueden transportar hasta 2 t a una velocidad de 40 m/min. Eso significa que esa máquina tiene una gran fuerza motriz y puede transportar herramientas, materiales y personas, con seguridad y eficiencia. La mayoría de los modelos existentes en el mercado es equipada con features como torre metálica hecha de tubos de acero carbono, cabina con cierre (lateral y superior) en rejilla metálica, puerta articulada o tipo guillotina, escalera interna para acceso al techo, piso antideslizante y sistema eléctrico de operación.

El movimiento del equipo se hace por una estructura circular dentada, denominada piñón, que hace movimientos rotativos sobre una superficie con clavijas simétricas, llamada de cremallera. Son piezas simples y de fácil montaje, que pueden ser transportadas con facilidad, debido a su tamaño compacto y bajo peso.

En las obras, ese tipo de máquina puede ser instalada tanto en la fachada de la construcción como en el pozo del ascensor que será colocado de forma definitiva en el edificio. Para evitar accidentes, el equipo dispone de frenos de seguridad del tipo paracaídas, que son accionados automáticamente cuando el descenso exceder en unos 15% la velocidad normal. Además, algunos modelos disponen de otros dispositivos de seguridad, como un sistema que permite solo su movimiento cuando las puertas estuvieren completamente cerradas, garantizando la integridad de todo lo que estuviere siendo transportado en su interior.

Otro sistema, de trancas eléctricas, es accionado cuando la capacidad máxima de carga del ascensor es traspasada, bloqueando el movimiento. Eso garantiza que la máquina no será forzada y la subida se hará sin incidentes.

SEGURIDAD

De acuerdo con el ingeniero Dirceu José Ramos, director de Metax en Brasil, hay otros ítems importantes en el listado de dispositivos de seguridad de esas máquinas. Entre ellos está un sistema que permite solo la apertura de las puertas y cancelas con el ascensor nivelado, así como amortiguadores de impacto de velocidad nominal en la base. “Además, hay modelos con el último módulo superior sin regla, lo que impide la tracción de la cabina en caso traspase los límites de la parada final”, dice él. “Hay aún mecanismos que impiden que la cabina traspase la última parada inferior o superior, mientras otros evitan que ella se desprenda accidentalmente de la torre.”

Aun en relación a la seguridad, el gerente de proyectos del Grupo Orguel, João Neves Junior, recuerda otra característica que garantiza la seguridad de los ascensores de cremallera: la automoción. “Todos los componentes se comunican entre sí, lo que coloca su configuración lógica dentro de la Categoría 3 de seguridad”, explica el ingeniero, se refiriendo a la normativa que determina que las piezas de mando relativas a la seguridad sean configuradas, de modo que un único error en una de esas piezas no provoque la pérdida de sus funciones.

Así, cada aparición de errores es identificada durante la próxima exigencia de la función de seguridad, o mismo antes de ella. “Eso no significa que todos los errores serán identificados”, destaca el ejecutivo de Orguel, que controla la marca Mecan. “De modo que la acumulación de errores no descubiertos puede provocar una señal de salida no intencional y un estado de peligro en la máquina. Por eso, esa categoría permite un mejor monitoreo de todo el sistema dentro de los requisitos de seguridad.”

En comparación, los ascensores movidos con cables de acero son mucho más peligrosos, tanto que hace tiempos su utilización queda prohibida en Brasil. Con todo, ese tipo de equipo continua aun siendo usado en el país. Ramos estima en unos 20% el índice de esas máquinas en relación al total utilizado.

 

Ya para Paulo Carvalho, director técnico de Locabens, es complicado hacer una estimación. “En las capitales, el uso ya está acabando, pero es difícil precisar en el interior del país”, dice, haciendo coro a Neves Júnior, que también traza un perfil del segmento. “Para se tener una idea, en 2013 algunas encuestas estimaban en cerca de seis mil equipos de ese tipo en operación, o sea, un potencial significativo de ascensores a ser sustituidos por el modelo de cremallera”, pondera. “Pero, en la actualidad, ese porcentaje es mucho menor en relación a lo que era comercializado en el pasado. Con las nuevas exigencias normativas, los ascensores traccionados por cables de acero se tornaron inviables comercial y técnicamente, debido a las adaptaciones determinadas en la norma. Así, con el tiempo, el flujo natural es una reducción significativa de la comercialización de esas máquinas obsoletas en canteros de obras.”